A 20 Años del 11-S:
Resaltando el Terrorismo Chavista
Estaba parada en el Cementerio del Este, mis tacones y mi alma hundiéndose en el césped húmedo, esperando la llegada de nuestros invitados para poder enterrar mi abuelo Hans, cuando una de mis amigas más queridas, me agarró las manos y me dio la noticia, que ni yo ni nadie pudo creer:
«Acaban de caer las Torres Gemelas en Nueva York.»
No le creí. «No puede ser. Yo las vi ayer ahí cuando llegué.»
«Acaba de ocurrir. Mientras has estado aquí en el cementerio.»
Yo estaba aún viviendo en Londres, cuando me llegó la llamada el 9 de septiembre del 2001 que ya desafortunadamente era de esperar: que mi abuelo Hans, nuestro patriarca, que para mi asumió el rol de padre en los 9 años desde el fallecimiento de mi papá Miguel, había fallecido también, luego de más de cinco años agonizando por un derrame cerebral. Al trancar el teléfono, hice maleta y me dirigí al aeropuerto de Heathrow, donde me monté en el siguiente vuelo a Nueva York (sobrevolando las Torres Gemelas en el aterrizaje) para pasar la noche allí, antes de madrugar en el siguiente vuelo a Caracas para el entierro.
Perdí amigos en las Torres Gemelas, incluyendo un gran amigo venezolano que dejó atrás una joven viuda con bebé recién nacido.
Al volver a la que fue la casa de mi abuelo en Los Chorros, conocida como la Casa de los Perros Furibundos por el aviso en la entrada, me quedé atrapada con unos huéspedes que habían llegado de Estados Unidos, pero no podían volver, ya que se había cerrado todo el espacio aéreo estadounidense. Entonces nos quedamos juntos en el sofá, viendo las imágenes inéditas hora tras hora, día tras día. Eventualmente conseguimos vuelo de regreso a Londres.
No sé si será por esa mañana inolvidable en el Cementerio del Este que he dedicado la mayoría de los veinte años del interín en luchar en contra de cualquier rol que nuestra Venezuela pudiese jugar en actos tan horrorosos. Pero ciertamente para mí ha sido una causa tan personal como profesional y patriótica, pues.
Entonces no sorprende que para mí, este vigésimo aniversario del 11 de septiembre del 2001, fue marcado por dos eventos resaltando el rol de Maduro en apoyar el terrorismo mundial.
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- La publicación del informe de la OCDE sobre el oro venezolano. (La Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, es conocido en inglés como la OECD), y
- El evento «A 20 Años del 11-S: Puntos de Vista del Sur,» patrocinado por dos ONGs marroquíes: el Observatorio Marroquí del Extremismo y la Violencia y el Centro Político para el Nuevo Sur
Como sabrán, yo trabajé por cuatro años en el Grupo de Trabajo Contra el Tráfico Ilícito en la OCDE, ampliando el marco de los Protocolos de Minerales de Conflicto a otros países e industrias. (La foto que puse aquí es de mi dando un discurso en la OCDE durante esa época de mi carrera.) Durante mi gestión de embajadora ante el Reino Unido, yo impulsé fuertemente la estrategia de incluir el tráfico del oro venezolano bajo esos protocolos, ya que financia la corrupción, el abuso de los derechos humanos, y el terrorismo, que son los principales criterios de dichos Protocolos. Sin embargo cabe destacar que el trabajo de investigación y compilación fue llevado a cabo por equipos de gente muy valiente (tanto venezolanos como extranjeros) que por razones de seguridad no pueden ser identificados.
Y al leer el informe, se entiende por qué: la magnitud del tráfico de la minería ilegal de oro es de más de $2.000 millones al año, y tiene dos modalidades: centralizada y dispersa. Cualquiera de las dos es terrible en su impacto a los venezolanos.
El informe resalta que el contrabando del oro sigue muchas de las mismas rutas y redes del narcotráfico y está ligado hasta al contrabando de ganado, y de varias maneras financia el terrorismo. El informe concluye recomendando más controles y cooperación en inteligencia financiera y pidiendo más investigación de los detalles de las redes del tráfico ilícito. Deja muy claro que el financiamiento del terrorismo viene directo de la política de estado liderada por Maduro y las FANB.
Por otro lado, ayer, el 10 de septiembre, tuve el honor de presentar uno de los «Puntos de Vista del Sur a los 20 Años del 11-S» ante colegas expertos en terrorismo del Medio Oriente. No fui penosa. Dije que la comunidad del antiterrorismo se ha olvidado de los latinoamericanos, quienes tenemos una larga y dolorosa historia de terrorismo, cuyo resurgimiento Maduro abiertamente apoya. Terminé mi presentación pidiendo la colaboración de otros países en instaurar las instituciones y los mecanismos para ayudarnos a evitar que nuestro país se convierta en la Colombia o Perú de los años 80 o Afganistán bajo el Talibán que dio protección a Osama bin Laden y sus terroristas Al Qaeda que tumbaron las Torres Gemelas (y parte del Pentágono) hace exactamente 20 años.
Ya los venezolanos hemos sufrido demasiado por más de 20 años bajo la represión y corrupción chavista. Nosotros queremos nuestra libertad y prosperidad, no imponer o exportar la muerte y el duelo a otros ciudadanos en otros países.
Tenemos amigos y hay soluciones. Lo que necesitamos es un liderazgo político que tenga la sabiduría, la valentía, y el corazón lleno de amor por nuestra gente para tomar las decisiones correctas.
¡Vamos, Venezuela!